lunes, 26 de mayo de 2014

¿Cómo son estas lenguas criollas?

 Hay una tendencia a pensar que las criollas tienden a simplificarse con respecto a su lengua base. Esto depende en gran parte del tipo de lengua que sirva de base y la lengua de la que se vayan adoptando los lexemas o morfología; o si ha habido una fase de lengua pidgin o se ha pasado directamente a la lengua criolla.
 El Papiamento es una lengua de fuerte raigambre hispánica y de ella será precisamente de donde tomemos nuestros ejemplos.
 Antes hemos de citar a Bernárdez, para quien "el lenguaje es la búsqueda constante del equilibrio entre lo que conviene al que está hablando y lo mejor para el que está oyendo". Se desprende de aquí que si bien no poseer una morfología poco compleja facilita las cosas, pero debemos tener en cuenta que así es solo para el que habla. El que escucha quiere recibir el mayor número de información.
 Vamos pues a analizar el Papiamento desde un punto de vista de su gramática:
 Posee, a pesar de su influencia hispánica, un orden de palabras fijo: Sujeto, verbo y complementos (SVO).  De esta manera evita muchos problemas de ambigüedad, así como la preocupación de ordenar palabras según lo que quieran decir. Si quieren resaltar algún complemento en la oración simplemente lo colocan como sujeto. Si alguien quiere resaltar que es el español lo que habla bien dirá: "Ta casteyano mi papia ben". Esta estructura es muy poco habitual en el español, pero frecuente en otras lenguas como el inglés.
 Con respecto a el tiempo, en lugar de variar la estructura, se conjuga con una partícula auxiliar:
 Presente: mi ta beni.
 Pasado: mi a beni.
 Futuro: mi bo beni.
Al modo le sucede exactamente lo mismo que al tiempo, desaparece el indicativo y el subjuntivo.
Si hablamos del género, debemos saber que se señala solo cuando es imprescindible, y para ello basta con expresar si es macho o hembra: El muchacho y muchacha del español convergen en el papiamento y se convierten en mucha, por tanto, si queremos expresar el género de el/la mucha diremos "mucha homber bonita o mucha muhé bonita.
 La diferencia singular-plural, a pesar de ser más importante, se marca preferiblemente en las personas y se limita a un sufijo que denote pluralidad: nan. Si queremos poner al sustantivo homber al plural diremos homberan.
 En el caso de la subordinación, al igual que en otras lenguas, hay tendencia a la construcción serial: los verbos verbos van uno detrás de otros. Con este sistema sustituimos expresiones como "le dije que fuera" por "le dije (él) fue", sin pausas en medio.


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